Es muy probable que lo hayas presenciado o vivido: la dificultad para conseguir trabajo después de los 50 años, la falta de confianza respecto a la experiencia de las personas más jóvenes en una empresa que muchas veces también las deja fuera de procesos de selección, la idea preconcebida de que después de los 35 una persona ya es muy mayor para volver comenzar una carrera profesional o incluso enamorarse.
El edadismo es un término desarrollado por el gerontólogo estadounidense R. Butler y se define como la combinación de estos tres elementos. En otras palabras, el edadismo es la forma en la que actuamos respecto a una persona y lo que pensamos de ella en base de su edad.
Si bien este término suele utilizarse mayormente en referencia a personas adultas, las personas jóvenes también lo pueden sufrir. Esto se manifiesta en muchas esferas de la vida como el acceso al empleo, a la salud, a la vivienda e incluso a la formación profesional. Es un problema que cala hondo en la sociedad y según el estudio The Global report on ageism de OMS, se estima que una de cada dos personas (el 50% de la población) tiene internalizado el Edadismo.
Según este estudio,
El edadismo se refiere a los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo nos sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) hacia las personas en función de su edad. Puede ser institucional, interpersonal o autoinfligido. El edadismo institucional se refiere a las leyes, reglas, normas sociales, políticas y prácticas de las instituciones que restringen injustamente las oportunidades y perjudican sistemáticamente a las personas en razón de su edad. El edadismo interpersonal surge en las interacciones entre dos o más personas, mientras que el edadismo autoinfligido se produce cuando se interioriza el edadismo y se vuelve contra un mismo. Se inicia en la infancia y se refuerza con el tiempo. Desde una edad temprana, los niños reciben indicaciones de quienes los rodean sobre los estereotipos y prejuicios de su cultura que interiorizan rápidamente. Las personas utilizan estos estereotipos para extraer conclusiones y orientar sus sentimientos y su comportamiento hacia personas de distintas edades y hacia sí mismas. El edadismo adopta diferentes formas a lo largo del curso de la vida. Por ejemplo, se podría ridiculizar a un adolescente por iniciar un movimiento político; se podría negar el empleo tanto a personas mayores como a jóvenes por causa de su edad; o se podría acusar a una persona mayor de brujería y expulsarla de su hogar y de su pueblo.
¿Qué es y cómo me afecta?
Es la combinación entre los estereotipos, prejuicios y discriminación contra las personas por su edad. Agrupa una serie de creencias, valores y normas que justifican esta discriminación, afectando principalmente a las personas mayores, pero también a las juventudes. Algunos tipos de edadismo son:
INSTITUCIONAL
LEGAL
INTENCIONADO
INCONSCIENTE
PROTECTOR
DIGITAL
LABORAL
REPRESENTATIVO
AUTOINFLINGIDO
¿Cómo se manifiesta en las personas mayores?
“A tu edad, no puedes hacer eso”
“Las personas mayores no entienden la tecnología y son incapaces de utilizarla”.
“A los 50 ya no puedes cambiar de trabajo o estudiar algo nuevo"
“A esta edad ya no podés volver a enamorarte”
“A medida que envejeces, vas dejando de ser útil o tu opinión vale menos.”
¿Cómo se manifiesta en las personas jóvenes?
“Aunque te hayas formado, no tenés experiencia suficiente y por ende, tu opinión o aportes valen menos”
“Las personas jóvenes son menos competentes”
“La juventud está perdida, no soportan nada”
“Tus límites son menos respetables por ser joven”
“Sos muy joven para opinar respecto a X tema”
El impacto del edadismo
El edadismo tiene consecuencias graves y de gran alcance para la salud, el bienestar y los derechos humanos de las personas.
En el caso de las personas mayores, el edadismo se asocia con una menor esperanza de vida, una salud física y mental más deficiente, una recuperación más lenta de la discapacidad y un deterioro cognitivo. Reduce la calidad de vida de las personas mayores, aumenta su aislamiento social y su soledad (ambos asociados a graves problemas de salud), restringe su capacidad de expresar su sexualidad, y puede aumentar el riesgo de violencia y maltrato contra las personas mayores. El edadismo puede reducir también el compromiso de las personas jóvenes con la entidad para la que trabajan. El edadismo contribuye a la pobreza y la inseguridad económica de las personas en la vejez, y en una estimación reciente se demuestra que el edadismo tiene un costo para la sociedad de miles de millones de dólares
¡Todas las personas merecemos el mismo acceso a oportunidades y al trato justo, independientemente de nuestra edad!
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